Familia, amigos, ya estamos llegando al final del viaje, pero por lo pronto déjenme contarles un poco de la visita al País Vasco:
Salimos de Madrid el 29 de julio, a las ocho de la mañana en el tren, hay que destacar esto porque tuvimos que tomar este tren porque era muy barato en comparación con todas las demás salidas del día, mientras éstas costaban desde un mínimo de 60 euros, nuestra salida fue de 28...llegamos a Bilbao a la una de la tarde y de ahí tomamos el metro hacia Labarrasterra, una especie de colonia de Sopelana, el pueblo de nuestra anfitriona allá: Silvia Delgado, una amiga poeta. Silvia tiene una Casa rural, que es algo así como un hotelito pequeño donde se ofrece cama y desayuno, un "Bed and Breakfst" en EEUU. Como es pleno verano y las pyas de Labarrasterra son muy buenas para el surf, Silvia tienia la casa llena, pero aún así nos recibió y nos hizo un hueco generoso.
La primera tarde caminamos por la playa, había gente, pero no demasiada, el paisaje era lindo mostrando el mar en su inmensidad azul viéndolo nosotros desde el marco de un conjunto de rocas talladas de maneras caprichosas por la naturaleza y el clima.
El día 30 de julio por sugerencia de Silvia nos dimos a una caminata maravillosa de cuatro horas por la costa desde Labarrasterra hasta Getxo. Todo el recorrido puede hacerse por un camino adoquinado que hace más fácil el paseo y los paisajes son increíbles porque vas viendo el mar siempre desde diferentes ángulos, desde arriba, más a su altura, pero siempre cerca y lo vas oliendo y oyendo. hay bancas por todo el recorrido, así que puedes sentarte y descansar admirando aquel azul extendido ante tus ojos. Getxo como final de trayecto es porque ahí hay un puente: El Puente Vizcaya. Es el puente colgante más antiguo del mundo y sirve también para pasar gente de un lado a otro, de Getxo a Portugalete. Volvimos a Larrabasterra a eso de las siete de la tarde y Silvia ya estaba lista para llevarnos a un paseo, esta vez en coche, por el otro lado de la costa, así que pasamos otras tres horas de pueblito en pueblito blanco viendo más mar, ermitas enclavadas en cerros altísimos, puertos vivos llenos de gente disfrutando el sol de las ocho, nueve o diez de la noche...El día concluyó en un restaurante de Sopelana.
El 31 de julio no fue menos interesante que le anterior. Quizá recuerden que les platiqué que en Madrid, en el Museo de El Prado nos impresionó el cuadro de Picasso, el Guernica, bueno pues estando en El País Vasco hubiera sido imperdonable no visitar esta población que fue la que motivó el cuadro del pintor cuando fue bombardeada el 26 de abril de 1937 como un experimento de guerra. El 26 de abril era un lunes, día de mercado, así que la población civil fue impactada de forma tremenda y la ciudad ardió en llamas destruyéndose en un 70 %, luego se quiso tapar el crimen, pero las evidencias siempre fueron más fuertes. Hoy Gernika, como se escribe en euskera, la lengua vasca, es un pueblo de pie con un Museo de la Paz para no olvidar la tragedia, pero no para lamerse las heridas en vano sino para luchar por la paz. Guernica es un pueblo importante en El País Vasco porque es donde su gobernador juramenta y eso se ha venido haciendo desde tiempos muy antiguos, debajo de un roble. El roble más antiguo se enfermó un día y murió, pero antes habían logrado plantar hijitos de él, en uno de ellos se hacen ahora las juramentaciones. El cadáver del viejo roble está expuesto en un lugar especial construido para él. Después de Guernica, a donde también fuimos gracias a Silvia, llegamos al Puerto Viejo de Algorta, otra especie de colonia-pueblo cercana a Larrabasterra y en un callejón al que accedimos después de subir varias escaleras arribamos a un bar al aire libre donde tomamos y comimos algo.
El 1 de agosto Héctor y yo fuimos a Bilbao, queríamos conocer el Museo Guguenheim y un poco de la ciudad…Nos fuimos directo al museo, pero camino a él la calle por la que íbamos estaba cerrada por la policía, preguntamos qué pasaba y nos sorprendimos con la noticia de que había una amenaza de bomba, no en el museo sino en uno de los edificios cercanos…es extraña la sensación de peligro y de incredulidad que se siente…como los policías nos aconsejaron, nos fuimos rumbo al barrio antiguo “por la ría” (el río) con la idea de volver más tarde, a ver si ya todo había pasado. El centro antiguo es un conjunto de callecitas con edificaciones siempre de más de un piso llenando de sombra el conjunto, pero no habíamos caminado mucho cuando el hambre nos hizo entrar a un localito y estando en él comenzó la lluvia, una lluvia persistente que no abandonó Bilbao en toda la tarde. Como pudimos volvimos al área del museo y ya estaba libre el paso. El Guguenheim es un museo particular, con una arquitectura que no soy capaz de explicar…está hecho de titanio y cristal y no sé qué más, sus salas son inmensas porque sus exposiciones son monumentales la mayoría…la construcción del museo en sí misma es parte de las obras que hay que ver y admirar…hay obras afuera y adentro…no, no puedo describirlo, pero hay que verlo son duda.
Dejamos Bilbao el 2 de agosto y tomamos el autobús hacia San Sebastián…se los platico en otro correo, para que descansen los ojos después de este correote, así se leen el otro…los otros cuando quieran y puedan.
Abrazos
Carmen Julia
lunes, 10 de agosto de 2009
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