Creo que me antojo de festejar como cuando vivía en Monterrey: tomo cualquier libro que ya haya leído, o varios, y salgo a la calle a dejarlo en algún sitio: cabina telefónica, carrito del súper, banca en el parque. Sólo dejo una notita en el libro pidiendo a quien lo encuentre que haga lo mismo cuando termine.
Hace años que alguien en Argentina inventó hacer esto. No sé si continúe pero yo adopté la idea de manera permanente. Invito a todos a que hagamos lo mismo, quién sabe si algún día nos acercamos a un libro dejado como al olvido en algún lado, y nos enteramos que ese libro alguna vez fue nuestro...
En la imagen la página de uno de mis libros intervenidos de mi proyecto NeoPalimpsesto. Collage sobre páginas de un libro.
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